Friday, August 22, 2014

Onomatopoeic Words. Knock, Crash ,Bang !

 

Las onomatopeyas ocupan un lugar aparte dentro del vocabulario de una lengua. Al contrario que el resto de palabras, las onomatopeyas se parecen a aquello que designan, es decir, imitan con los sonidos de la lengua el sonido al que hacen referencia. Sin embargo, y a pesar de ello, las onomatopeyas difieren enormemente de una lengua a otra –por lo tanto, también en castellano y en Inglés–, a veces hasta el punto de ser difíciles de reconocer.

Alguien pica con los nudillos: knock, knock. Abrimos lentamente la puerta, que se queja con largo un gemido: creeeeeek. ¡Dios mío, el cobrador del frac! Cerramos rápidamente de un golpe seco: slam! Corremos a escondernos en el espacio más recóndito para intentar olvidar la visión. ¿Se habrá equivocado de piso? Repasamos mentalmente las deudas… Ding, dong! Suena el timbre. Ring, ring, ring! El teléfono (¿o es el despertador?). Beep, beep, beep! El móvil nos avisa con un sonido ya familiar: mensaje nuevo recibido. Aaaaaaah!
Las onomatopeyas son un excelente recurso narrativo para otorgar vivacidad a cualquier relato. En Inglés o en castellano, el lenguaje reproduce los sonidos que acompañan la acción y el lector se sumerge completamente en las vivencias del personaje a través de sus experiencias auditivas.
Sin embargo, la presencia de las onomatopeyas en Inglés supera con mucho el uso de las onomatopeyas en castellano y en muchas otras lenguas, salvo, quizás, en japonés (bastaría con preguntar a un traductor de cómics manga). El hecho probablemente pueda atribuirse a la especial estructura morfológica de la lengua inglesa. Nos explicamos: en comparación con muchas otras lenguas, en Inglés, los sustantivos y los verbos varían poco su forma cuando se combinan con otras palabras para formar oraciones. Por ejemplo, en comparación con el castellano, los nombres sólo tienen plural, no género masculino ni femenino. Los verbos mantienen la misma forma para todas las personas, salvo para la tercera del singular en el presente, y no varían para concordar con la persona del sujeto. Por ello, la transformación de la representación de un sonido en un sustantivo común, en un verbo o en ambos no requiere de los sufijos propios de la derivación. Un ejemplo nos ayudará a entenderlo. Examinemos la primera de las onomatopeyas del breve relato introductorio: knock. Observa los tres ejemplos:

1- Knock, knock! Is there anybody in there?
[Toc, toc. ¿Hay alguien ahí dentro?]
2. The knock at the door made me afraid.
[El golpe en la puerta me dio miedo.]
3. Someone knocked on the door while I was in the shower.
[Alguien picó a la puerta cuando estaba en la ducha.]

En el primer ejemplo, knock no es más que la representación en la lengua de un ruido, el que hacemos al picar con los nudillos en la puerta. En el segundo, knock equivale al sustantivo «golpe» en castellano, que ya no funciona exactamente como una onomatopeya. En el tercer caso, la misma palabra se ha convertido en un verbo, en este caso utilizado en pasado con la terminación -ed. A partir de ahí, el Inglés permite incluso crear frases verbales que ya poca relación parecen guardar con la onomatopeya originaria, como por ejemplo la conocidísima knock out (de la que proceden “K.O.” y “noquear”).
Lo mismo ocurre con otras muchas onomatopeyas como, de entre las del texto inicial, ring (que además del sonido, puede ser, entre otras cosas, el sustantivo “llamada” (give me a ring! o “hazme una llamada”), o el verbo “llamar” (I’ll ring you o “te llamaré”), slam (dar un portazo) o beep (avisar con un pitido).
No obstante, existen también casos en Inglés en los que la onomatopeya no es más que eso: la imitación de un sonido en la lengua. Entre los ejemplos, creek (leído / cr:ik ) o ding-dong pertenecen a este segundo tipo.

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